Bodega Tizac en la ruta del vino

Logo de la bodega Tizac

Bodega TizacBodega Tizac en la ruta del vino

La conocida Bodega Tizac, también llamada Cabernet de los Andes, se encuentra en el barrio Pampa Blanca, a las afueras de Fiambalá, al pie de los Andes y sobre la impetuosa Ruta 34. Para llegar, hay que recorrer un camino de ripio entre cactus y cerros rojizos, hasta que se visualiza un oasis de viñas orgánicas que dan la bienvenida cálida a la tradición.

 

Los orígenes: el alma de Tizac

La historia de Bodega Tizac comienza con la visión de Carlos Arizu, un enólogo mendocino que se enamoró de los paisajes de Fiambalá, en Catamarca. A principios de los 2000 decidió apostar por un proyecto distinto: implantar viñedos orgánicos en un suelo extremo, a más de 1.500 metros de altura, en un clima seco y con gran amplitud térmica. Lo hizo en una finca con larga tradición vitivinícola, ligada a la familia Graffigna, pionera en la región. Así nació Cabernet de los Andes., más conocida como Bodega Tizac, una empresa que combina modernidad con respeto por lo ancestral. Su filosofía es simple pero poderosa: dejar que el vino cuente la historia del lugar, sin trucos. La Bodega lleva el sello de una producción de pequeña escala, artesanal y muy cuidada, lo que permite destacar las particularidades del terruño fiambalense.
La identidad del proyecto no se construyó sólo en torno al vino, sino también alrededor de una comunidad que encontró en la vitivinicultura una manera de revalorizar sus tierras y su cultura. El paisaje árido, con cactus y montañas rojizas, se convierte en parte de la experiencia, porque el entorno es inseparable del vino que allí se elabora. Hoy, al visitar Tizac, uno no solo recorre una Bodega, sino que se ingresa a la memoria de un pueblo y a la pasión de quienes se atrevieron a soñar con que Catamarca también podía escribir su nombre en la gran historia del vino argentino.

 

Vino Tinto de Tizac
Hospitalidad como parte de la experiencia

La propuesta de la Bodega Tizac trasciende lo estrictamente enológico dado que aquí cada visitante se convierte en parte de un relato vivo. Una de sus experiencias más singulares es la Cosecha de Luna Llena, un ritual que convoca a vecinos, turistas y curiosos a pisar uvas bajo la luz plateada de la primera luna llena de abril. La escena es mágica: antorchas iluminando los viñedos, música en vivo, comidas regionales y un aire festivo que combina lo ancestral con lo contemporáneo. De este evento nace uno de sus vinos icónicos llamado Plenilunio, que no solo es una etiqueta, sino una metáfora de la unión entre la naturaleza, el tiempo y la comunidad.
Además, quienes llegan a la Bodega pueden realizar visitas guiadas a los viñedos orgánicos, donde se explica el manejo sustentable de las vides, sin pesticidas ni agroquímicos, una práctica que hoy distingue a Tizac en el mercado. Se ofrecen degustaciones de distintas líneas de vinos, siempre acompañadas de relatos sobre el origen de cada etiqueta y la historia local. La hospitalidad es un valor central: la familia y el equipo reciben personalmente a los visitantes, transmitiendo calidez y un fuerte sentido de pertenencia. Todo esto convierte a Tizac en algo mayor a una Bodega, es más bien un punto de encuentro cultural, gastronómico y turístico, donde el vino se disfruta como parte de un estilo de vida. Visitarla es vivir la sensación de que el tiempo se detiene, y que cada copa se comparte como un secreto bien guardado de Fiambalá.

 

Sinergia que contribuye más allá de Catamarca

Aunque se encuentra en un rincón remoto de Catamarca, la Bodega Tizac ha logrado proyectarse a nivel nacional con fuerza. Su participación en ferias como la Expo Delicatessen & Vinos 2025 en Córdoba la posiciona como embajadora de la vitivinicultura catamarqueña, junto a Bodegas como Veralma y Michango. Allí presentó sus líneas orgánicas y sus vinos de altura, recibiendo elogios tanto del público como de especialistas. Este reconocimiento no es para nada casual, detrás hay un trabajo constante por parte de su equipo, que busca visibilizar la riqueza de un terroir que hasta hace pocos años permanecía casi desconocido.
La Bodega también ha impulsado la integración del turismo local, generando un circuito en el que el vino se combina con termas, dunas y paisajes de alta montaña. Esa sinergia contribuye a posicionar a Fiambalá como un destino emergente de enoturismo. Los vinos de Tizac han recibido menciones en publicaciones especializadas, donde se destaca la pureza y autenticidad de su propuesta. Incluso sus etiquetas, con diseños que evocan la luna y los Andes, funcionan como un puente entre tradición y modernidad.
Hoy, la Bodega no solo se presenta como productora de vinos de calidad, sino como un símbolo de identidad cultural. Representa la voz de un territorio que busca hacerse escuchar en el mapa nacional, con una narrativa basada en la sustentabilidad, la innovación y el respeto por las raíces. Así, cada botella de Tizac lleva consigo no solo aromas y sabores, sino también el orgullo de Catamarca proyectado hacia el mundo.

 

Uvas de la Bodega Tizac
Cepa principal producida

  • Malbec: sorprende por su frescura y elegancia. Los días soleados aportan una madurez plena de las uvas, mientras que las noches frías aseguran acidez natural y aromas bien definidos. En nariz se perciben notas de ciruela madura, violetas y un leve toque mineral que recuerda al suelo árido del valle. A diferencia de otros Malbec de regiones más conocidas, el de Tizac transmite una identidad única: menos voluptuoso, más refinado, con un dejo herbal que lo hace reconocible. Cada copa es una invitación a saborear el desierto catamarqueño transformado en vino.
    La versión llamada Plenilunio se elabora a partir de la Cosecha de Luna Llena, cuando vecinos, trabajadores y visitantes pisan las uvas bajo la luz plateada de abril.
  • También se producen pequeñas partidas de Cabernet Sauvignon y de blends, siempre bajo certificación orgánica y con manejo sustentable del viñedo.

 


Ubicación geográfica

La Bodega Tizac está en Fiambalá, departamento de Tinogasta, provincia de Catamarca, al pie de la Cordillera de los Andes. Está rodeada por un paisaje de viñedos que se elevan entre los 1.500 y 1.700 metros sobre el nivel del mar, lo que la convierte en una zona privilegiada para la vitivinicultura de altura.
Para visitarla es necesario saber que Fiambalá está ubicada a 320 km de San Fernando del Valle de Catamarca (capital provincial) y a unos 50 km de Tinogasta. La ruta de acceso principal es la Ruta Nacional 60, que conecta con La Rioja por el este y con el Paso de San Francisco hacia Chile por el oeste, un camino de montaña imponente que bordea volcanes de más de seis mil metros. La Bodega se integra dentro de la Ruta del Adobe y la Ruta del Vino de Altura de Catamarca. Aquí te enseñamos un mapa interactivo para que te ubiques mejor:

Para más información y reservas

Instagram: https://www.instagram.com/tizacjorgescharf/?hl=en
Teléfono de contacto: +54 11 4718-2642
Gmail: ventas@tizac-vicien.com

 

 

“Visitar la Bodega Tizac es adentrarse en el corazón del vino catamarqueño con una copa fina y la confianza de que el disfrute está más que asegurado”